Al cruzar la calle de la escuela, a mano derecha se encuentra una plaza abandonada y olvidada por la gente. Éste es el centro de disguto y horror de los pobres transeúntes quienes hacen de aquel espacio uno inexistente; mientras siguen su camino, haciéndose de la vista larga. Un espacio moribundo, apestoso, subhumano y subcivilizado. Es la plaza de mi prócer favorito.
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