Canalizando la energía...

Esta tarde el café lo comparto con una vieja amiga de la escuela. Hace más de treinta años que no nos vemos y aun conserva esa mirada brillante y juvenil. Por otro lado, aquella inocencia que cubría el espacio y que empeñaba en esconder la última vez que cruzamos miradas ha dejado de ser parte de mí. Quizás la poca espiritualidad que he cultivado ahora llena ese espacio.

Nuestra conversación comienza con un acalorado abrazo. Luego de intercambiar bendiciones, nos sentamos en la mesa a hablar. Aun no llega nadie a atender la mesa. Le pregunto cómo le va con la familia y con lujo de detalle me cuenta las aventuras de su hermano con sus amigas, cómo su mamá sobrevive a un ataque cardíaco y los últimos sucesos antes de que su papá muriera. Tan poco me sorprende en la vida que su historia me parece cotidiana y algo aburrida. Aun así hago cómo si le prestara la mayor atención, fijando mi mirada en sus ojos y gestos, observando cómo emana una cierta energía al moverse y hablar.

- Pues así es... lo que he vivido con mi familia y mis años de experiencia en la calle han hecho que aprenda a canalizar mi energía.
- ¿Cómo es eso?- le pregunto, como si no entendiera el mundo más allá de la materia. Cómo si el universo no conspirara a mi favor en tan esperado encuentro.
- Sencillo. Todo lo que no me funciona; ideas, creencias, acciones, reacciones e incluso gente los desecho.

Mi mochila no es lo suficientemente grande para llevar tanta carga, bastante pesada es con la que me toca a mi.

Mientras finjo ser el desentendido, a la mesa llega una jóven del color del chocolate, quién sin identificarse, interrumpe la conversación para preguntar:

- ¿Desean algo de tomar?
- Dos cafés por favor. - Contesta firmemente mi amiga, mientras yo afirmo con un movimiento de cabeza de arriba hacia abajo.
- ¿Algo más?
- Por ahora no.

Luego de que se fuera la diva de ébano, comenzamos a conversar sobre mis negocios; mis caídas y elevadas. Cómo, cuando estoy mal y ya no puedo más, gente inescrupulosa se apodera de mis ideas para convertirlas en dinero fácil y rápido, aun cuando me dicen que las mismas no funcionarán. Una a una le describo las situaciones de mi vida, mientras que ella, atendiendo a mitad de mi monólogo cierra mi conversación diciendo:

- Olvidate de esa gente. El que esté alrededor tuyo y no esté dispuesto a ayudar, para afuera va. Óyeme bien, que el que no está para ayudar, está para fastidiar, para drenar tu energía, vaciar el vaso y robarte la creatividad. No le permitas esto ni a tu madre, pues eres un ser de luz muy especial.

Así pasó la hora del café. Luego de esperar varios minutos por la chica color canela mi gran amiga pide la cuenta, saca cinco dólares y los deja encima de aquella mesa abatida, arrugada y cosida. Nos levantamos al mismo tiempo y con un abrazo consolido esta tan valiosa amistad y todo lo que representa. Se cierra un canal y se abren veinte oportunidades. Salgo como un pez en la corriente del mar y le doy la bienvenida al bullicio de la ciudad con una nueva visión para el día de hoy: "lo que no me funciona, lo desecho."

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