Tamo lleno primo. Así le responde el chofer a un pobre posible pasajero, quien desesperadamente espera al próximo autobus.
Mientras tanto yo sigo buscando plasmar las ideas más cotidianas, simples y tal vez aburridas en papel. Pienso en el poco ingreso que puede generar esta actividad; pero ¿Qué importa ya?
Para perder el tiempo en la espera a la muerte que llevamos todos, mejor dejar esta expresión leve y corta. A modo de catarsis. O como un reclamo de alguien que no puede más con esta tan leve carga.
Soy solo un pasajero en este bus llamado vida. Al menos agradezco que antes de entrar no se me dijo que estaba llena cuando llegue, ni mucho menos primo.Etiquetas: microficción, microrrelatos