Dos copas y una botella de vino adornan nuestra mesa. No hay tema para conversar en esta ocasión tan especial, así que saco el teléfono de mi bolsillo y comienzo a fotografiar.
A compartir momentos íntimos con quien nada le interesa. Así acaba la noche, con una cuenta en los cientos y nada que contrary.
Etiquetas: cena para dos, microficción, minicuentos, minirrelatos