Invítame a entrar al fondo de tu ser, si es que quieres. Yo al menos me reflejo en tu alma y planifico las movidas para como ladrón en la noche mi cuerpo en el tuyo esconder. No importa cómo termine la velada, sólo quiero recorrer cada esquina de tu piel. Tu mirada y la mía cruzando piel adentro, venciendo a la muerte en un cuarto de motel. La luna nueva entre mis brazos, piel adentro me quema la queja de algo que fue y dejó de ser.
Así como peces en el agua nadamos, fríamente abandonados. Al final, nada que ver. Despierto poco a poco de este sueño, aturdido y atormentado, pidiendo a gritos la clemencia de alguien a quien nunca pude conocer. Invítame si quieres, si no como quiera tengo la llave y al fondo del mar te espero, en un nuevo amanecer.