No me imagino una mañana sin que me llames a saber cómo me encuentro. Tal vez es mi imaginación, pero todos los días tu sombra siento a mi lado. A veces me imagino que llegas y vuelves a irte sin saber tu paradero. No me imagino solo, a pesar de mi dura realidad. No salgo, ni como, ni duermo, tal vez llamando sólo a mi soledad. Imagino que viviendo sin ti estoy muerto, ya que que pocos pueden imaginar esta soledad. No soy ya quien pienso, sino imaginando un presente que no existe y un futuro que nunca llegará.
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