Harta de maquillaje la amante abandona su cama, en medio de la locura, ahogada en pasión. Señora alegre de la madrugada adicta a los engaños del corazón y la mente que la lleva a otro espacio.
Muchos hombres le han fallado demasiado, promete a si misma a llamar, nunca más. Su vida, su hogar y su ofició dicen nunca, nunca jamás.
Al siguiente atardecer lo llama y vuelve a la cama. Y sigue hasta que ambos se cansan y se dejan en libertad.
Así definimos e hicimos el amor desde el primer día.
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